Las plantas son seres vivos y en cada estación exigen unas atenciones. El cuidado de los árboles frutales en otoño exige, entre otras, menos riego, poda y tratamientos para evitar enfermedades

La caída de la hoja marca el inicio de una etapa de recogimiento. Es el momento en el que las plantas comienzan a aletargarse. Muchos frutales están completando el proceso de maduración de sus frutos pero también los hay que requieren de mayores atenciones para hacer frente a las nuevas condiciones climatológicas.

Sea cual sea la situación de tu jardín, es importante conocer algunas de las tareas imprescindibles. Ponerlas en práctica permitirá que tus ejemplares no solo resistan las condiciones de la época entrante y la que viene, sino que lleguen a la primavera en perfectas condiciones.

Los cuidados básicos de todo jardín hacen del riego un pilar fundamental. Sin embargo, la llegada del otoño supone un cambio en la manera en la que debes aportar agua a tus plantas. Dadas las condiciones climatológicas propias de esta época del año, en muchas zonas es frecuente que la tierra permanezca más tiempo húmeda.

Es importante reducir la frecuencia de riego habitual. La clave está en humedecer bien la base pero sin dejarla encharcada ya que lo contrario puede suponer riesgos para la salud de tus árboles.

Vigila la aparición de hongos

Durante los meses de frío es muy habitual que los árboles frutales sufran el ataque de determinadas enfermedades (algo que sucede también con otras plantas). Las bajas temperaturas y la humedad son factores que aumentan el riesgo de aparición de hongos que pueden resultar muy perjudiciales para los árboles.

¿Cómo puedes evitarlo? Lo primero es estar muy atento para detectar los hongos cuanto antes y eliminarlos más fácilmente. El más frecuente en los frutales es el oidio, que se manifiesta en forma de manchas blanquecinas en las hojas, primero muy pequeñas y después más grandes. El oidio va debilitando progresivamente a la planta. Aplica un tratamiento fungicida que lleve azufre en su composición diluido en el agua de riego.

Otra alternativa es recurrir a un tratamiento fungicida polivalente que proteja tus árboles de otros hongos que también suponen un riesgo.