El riego es otro cuidado muy importante para el Caladium y, desgraciadamente, también demanda bastante atención. La planta necesita niveles bastante estables de humedad en el sustrato, que debe estar siempre ligeramente húmedo pero nunca encharcado.
Esto quiere decir que no puedes regar tu caladio con una gran cantidad de agua y olvidarte durante unos días: lo más probable si haces eso es que lo mates rápidamente. Los riegos deben ser regulares, frecuentes y ligeros, de forma que la capa superficial del sustrato no llegue a secarse nunca durante los meses cálidos, aunque en invierno puedes dejar que lo haga ligeramente.
En este caso lo más aconsejable es fijarse en las hojas de la planta: si cuando brotan aparecen enrolladas quiere decir que el caladio necesita algo más de agua. Ante la duda, siempre es mejor pecar de poco riego que de demasiado, puesto que si la planta está un poco seca se recuperará enseguida en cuanto la riegues si no ocurre habitualmente, mientras que si encharcas el sustrato es posible que la mates.
En cuanto a la humedad, para mantener un nivel adecuado de humedad ambiental en la planta puedes colocarla sobre un plato con piedras o guijarros de buen tamaño y agua, sin que esta llegue a cubrirlos. Pon la maceta encima, sin que llegue a tocar el agua, y la evaporación natural del agua del plato hará el trabajo de mantener la humedad ambientan en torno a tu caladio en su punto adecuado.
Esto solo necesitas hacerlo en los meses cálidos a menos que la planta parezca secarse y, eso sí, recuerda cambiar el agua dos veces por semana.
Elige para el caladio un sustrato ligero y permeable al agua. Puedes utilizar una mezcla comercial específica para bulbos y tubérculos al que añadirás musgo para mejorar la estructura.
Caladium prefiere un recipiente pequeño pero lo suficientemente profundo. Selecciona su medida de acuerdo con el tamaño del tubérculo, añadiendo hasta 4 cm más de diámetro como mucho.
Los Caladium prosperan en climas cálidos, así que haz lo que puedas para simular esa condición. Necesitan una temperatura media de al menos 18ºC (65ºF), pero evita colocarlos cerca de aires acondicionados o radiadores de calor porque son muy sensibles. Puesto que crecen mejor con humedad, los lugares húmedos como el baño o la cocina son buenos para ellos. También irán mejor si se agrupan con otras plantas para aumentar los niveles de humedad entorno a ellos. Una bandeja de guijarros o gravilla también puede se útil: llena un platillo lo suficientemente grande como para contener la maceta con piedrecitas y un poco de agua. Mantén el nivel del agua por debajo del fondo de la maceta para evitar que la raíz se pudra.
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