En cuanto a las plagas, las principales son: los trips (control a base de azufre mojable o para espolvoreo); la polilla del tomate (puede controlarse a base de piretrinas y con uso de la trampa de luz); la chinche del tomate (asociar el cultivo del tomate con albahaca y puede ser factible de controlar mediante el uso de tierra de diatomeas, cenizas de madera, etcétera).

Es importante además favorecer en la huerta la presencia de enemigos naturales de estas plagas como por ejemplo Trichograma y Pseudoapanteles (biocontrol para la polilla del tomate), Encarsia (controla mosca blanca inclusive en invernáculos), Orius conocida como “chinche pirata” para trips, moscas blancas y pulgones, etc.

Dentro de las enfermedades pueden citarse los tizones, la viruela, (Caldo Bordelés u oxicloruro de Cobre como prevención y control), hongos del suelo y algunas bacterias.

En cuanto a los abonos lo recomendable es agregar (1 a 2 meses antes del trasplante) compost de 2 a 3 Kg por m2 y un mes antes compost en 1 a 1,5 Kg por m2 .

Su mejor época

Aunque podemos encontrar los tomates durante todo el año, los de mejor calidad, sobre todo para ensalada, son los que se recolectan en los meses de verano. Su valor nutritivo y su perfume son mayores cuando el tomate madura al sol en pleno campo, es decir, de agosto a octubre. Al igual que los pimientos y las berenjenas, con quienes comparten familia botánica, los tomates soportan mejor las altas temperaturas y son más sensibles al frío.

Características

Forma: difiere según la variedad (esférica, alargada, periforme…), aunque la mayoría ofrecen frutos redondeados.

Tamaño y peso: varía de los 3 centímetros que puede medir un tomate cherry hasta los más de 10 centímetros de un tomate de ensalada. Estos últimos pueden pesar entre 80 y 300 gramos.

Color: de verde a rojo, según la especie y el grado de maduración.

Sabor: por lo general presentan un ligero sabor ácido que se compensa con su particular sabor dulce.