El flox (Phlox drummondii) es una planta vivaz de origen americano que pertenece a la familia de las polemoniáceas. Crece rápidamente formando manchas de colores en la rocalla o los macizos. Existen más de cien especies, algunas anuales, que abarcan prácticamente todas las gamas de colores. Alcanza alturas que van desde los quince centímetros hasta más de un metro pero su vida es corta. Los tallos son verdes y pilosos con peciolos casi siempre de color púrpura; y sus flores son pequeñas ya que no suelen sobrepasar los dos centímetros de diámetro. Es una planta cuyo encanto radica en su rusticidad.
Es una especie tapizante muy ramificada y no demasiado exigente, que se adapta a todo tipo de suelo y soporta incluso las bajas temperaturas. Sin embargo, le gustan los riegos frecuentes y abundantes y prefiere la sombra o semisombra al sol directo. Si está a pleno sol necesitará todavía más riegos. Y si el suelo es rico en humus, por supuesto, la planta prosperará mucho mejor y más rápidamente. Necesita suelos bien drenados para evitar los hongos y la pudrición.