La Gypsophila es otro de los géneros de plantas ornamentales muy apreciados como flor cortada. Alcanzan su desarrollo completo a los tres años de su cultivo, aunque ya antes ofrecen sus flores. Dentro de este género podemos encontrarnos con especies con flores rosas o blancas.

Según los entendidos estas plantas tienen su origen en las montañas de Europa y Asia.
Dado que estas plantas se extienden considerablemente son a veces demasiado grandes para espacios pequeños, aunque situadas en la parte alta de un muro crecen colgantes, dando un efecto muy decorativo.
Su vida es larga y producen una duradera floración.

La gracia etérea que ostentan ciertas especies de este género se considera desde hace tiempo el acompañamiento ideal para otras flores más vistosas y coloridas.

Se cultivan especies anuales y vivaces, generalmente para obtener flores cortadas.
Las especies anuales, como Gypsophila elegans, se suelen plantar en los jardines flanqueando otras plantas de vida anual. Una bordura mixta de Gypsophila elegans y Anchusa capensis, por ejemplo, constituye un espectáculo digno de verse.
Es posible además jugar con la variación de colores, combinando los cultivares “Rosa” y “Carminea” (flores rosas y carmín). Entres las blancas, la mejor es “Covent garden”.

Gypsohila Rosa Festival (Baby’s Breath) tiene flores rosas. Le gusta el suelo calcáreo, por eso obtuvieron su nombre latino Gypsophila. Gypsos significa lima y philos para amar, tan amante de la lima. En flor hay una hermosa nube de flores blancas. Como resultado, se pueden usar bien para conectar plantas con flores contrastantes. Situarla en un lugar soleado es importante. Para el mantenimiento es suficiente cortar la planta en primavera. Puede utilizar un puñado de fertilizante calcáreo, como harina de huesos, en el suelo cerca de esta planta para aumentar el porcentaje de este.