La canela es una especia de uso milenario por los hombres. En el antiguo testamento en la biblia, ya se hace mención a ella. También era utilizada por los egipcios desde el año 3000 A. C. México es uno de los principales países importadores de canela a nivel mundial. En el año 2020, el valor de las importaciones mexicanas de canela superó los 80 millones de dólares. Ello a pesar de que en las regiones tropicales de México existen las condiciones de clima y suelo apropiados para el cultivo de esta especia, y cuya producción posibilita abastecer la demanda interna.

El cultivo de la canela se puede realizar en las áreas tropicales, hasta 600 m de altitud, con precipitaciones de 1,800 a 4000 mm anuales, temperatura media anual de 24 a 30°C, en suelos aluviales areno-arcillosos o arcillo-arenosos, profundos, ricos en materia orgánica y buen drenaje.

La canela se propaga principalmente a partir de semilla. Para ello, los frutos de donde se obtendrán las semillas, deben ser de color violáceo, lo cual es indicativo de que están maduros y la semilla es apta para la propagación de plantas. Esto ocurre normalmente entre los meses de julio a septiembre.

Una vez cosechados los frutos, estos se mantienen amontonados por 2-3 días para estimular su fermentación. Después se lavan, despulpan y se extrae la semilla y se colocan a la sombra por un día para su secado. Una vez secas, se procede a su siembra inmediatamente. La siembra se puede realizar en almácigo (semillero) a distanciamientos de 10 a 15 cm o directamente en bolsas de polietileno. La germinación ocurre a las 2-3 semanas después de la siembra. Si la semilla se sembró en almácigo, un mes después de la germinación, cuando las plántulas alcanzan una altura de 10 a 15 cm, y sus hojas han cambiado a un color verde oscuro, se trasplantan a la bolsa de polietileno. En el vivero, bajo condiciones de sombra, las plantas se mantienen de 10 a 12 meses y cuando alcanzan una altura de 40 a 50 cm están aptas para su establecimiento en el terreno definitivo.

La primera cosecha se realiza a los tres años, cuando el tallo tiene al menos 3 cm de diámetro y 2.5 a 3 metros de altura. Las subsiguientes cosechas se realizan cada 2 años. La cosecha se debe realizar en el período de lluvias, para facilitar la obtención de la canela. Para ello, los tallos se cortan en diagonal, a una altura de 10 a 15 cm del suelo. Se les corta la copa, hasta donde el color de la corteza es café, eliminado la parte aún de color verde. También se eliminan las ramas laterales del tallo cortado.

La cosecha de la canela consiste en eliminar -en secciones de 0.6 a 1 m de longitud-  y con auxilio de un cuchillo o navaja afilado, la corteza externa de color café del tallo, y el tejido verde que se encuentra debajo. Si no se elimina completamente este tejido verde, la canela adquiere un sabor amargo. Después de ello, la sección descortezada se frota intensamente con auxilio de un pedazo de madera o parte de otro tallo ya cosechado, y se golpea levemente. Posteriormente con el cuchillo o navaja, en la sección ya descortezada se hace un corte circular en la parte superior y otro en la parte inferior y un corte perpendicular de uno a otro de los cortes circulares, y con auxilio de una navaja menos filosa o de hoja más gruesa que se introduce suavemente en el corte perpendicular, se procede a separar la canela del tallo.

Después de cosechada la canela tiende a enrollarse y así se coloca por un día a la sombra. Cuando comienza a secarse cada rollo se inserta en otros tres o cuatro hasta formar uno solo y se colocan nuevamente a la sombra por cuatro o cinco días. Cuando bajo la presión de los dedos ya se rompe, es que se encuentra completamente seca y está apta para su consumo.