De la calidad de la semilla dependerá la calidad del material con el que se desarrollará el almácigo. La proporción de germinación de la semilla que produce la FNC es superior al 75%, luego de los procesos de lavado y secado. Cenicafé no recomienda obtener la semilla en las fincas de los productores, debido a que se pierde la diversidad genética, que es clave para mantener la resistencia a la roya. La calidad de la semilla de café depende de su viabilidad, sanidad, apariencia e identidad. Además, es necesario tener en cuenta que la semilla del café no puede almacenarse por largos períodos de tiempo, si es necesario almacenarla, debe hacerse en condiciones de temperatura ambiente, ya que los extremos de temperatura afectan al embrión. Igualmente, condiciones de humedad por encima del 35% o debajo del 11% reducen el poder germinativo de la semilla hasta un 60%, después de 5 meses de almacenamiento. El promedio de vida de una semilla de café bajo condiciones adecuadas de almacenamiento es de 6 meses. Las semillas con pergamino germinan después de 50 a 70 días, mientras que aquellas que no lo tienen, germinan 20 días antes. No es necesario remojar las semillas antes de llevarlas al germinador.
La recolección es una labor crucial para obtener granos de alta calidad. Nuestros caficultores expertos seleccionan cuidadosamente las cerezas del cafeto maduras a mano, asegurándose de recolectar solo los mejores frutos. Luego, estas se someten a un proceso de despulpado para extraer las semillas de café.
Estas se lavan y se dejan secar al sol o mediante máquinas especiales para eliminar la humedad. Después del secado, las semillas se clasifican por tamaño y calidad. Finalmente, están listas para ser tostadas y preparadas para ser utilizadas en tu bebida.
Esta etapa es fundamental para realzar los sabores y aromas de la semilla de café. Durante este proceso, los granos se exponen al calor para desarrollar su perfil característico. A medida que la temperatura aumenta, adquieren un color más oscuro y liberan aceites de esencia, creando sensaciones distintivas que varían desde notas frutales hasta toques avellanados.
El almacenamiento adecuado de la semilla del café es crucial para mantener su frescura y sabor. Para preservar sus cualidades únicas, estas deben mantenerse en un lugar fresco, seco y oscuro, lejos de la humedad y la luz directa.
Utilizar recipientes herméticos ayuda a protegerlos del contacto con el aire para conservar su aroma y sabor durante más tiempo. Evita refrigerar o congelar los granos, ya que pueden absorber olores no deseados. Siguiendo estas prácticas, podrás disfrutar de una deliciosa taza de café con todo su esplendor en cada preparación.
Los dos principales tipos de la semilla del café son arábica y robusta. La primera es la más común y apreciada por su sabor suave, delicado, con notas afrutadas y florales. Se cultiva en altitudes altas y es vulnerable a las condiciones climáticas.
Por otro lado, la robusta es más resistente y se cultiva en altitudes bajas. Tiene un sabor fuerte y amargo, con mayor contenido de cafeína. Ambas variedades tienen sus seguidores y se utilizan en diferentes mezclas y preparaciones de café para satisfacer los diversos gustos.
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