El clavel o clavelina1 (Dianthus caryophyllus) es una planta herbácea perteneciente a la familia de las Caryophyllaceae, es considerada como flor del agua, difundida en las regiones mediterráneas2 Es espontánea en la flora de la península ibérica. En su forma típica es una planta cespitosa,2 con numerosos vástagos de hasta 1 m de altura. Sus hojas son lineales, angostas, opuestas y envainadoras, más anchas las basales que las caulinares. Cada tallo forma una flor terminal.2 Sus flores son vistosas, pedunculadas en panícula o cima laxa, a veces solitarias, de bordes más o menos dentados.
La planta perenne de base leñosa alcanza una altura entre los 45 y los 60 cm. La floración se produce durante casi todo el año. Normalmente son flores de fuerte fragancia. Es la flor nacional de España y en Portugal es un símbolo de la revolución del 25 de abril.
CLAVEL (Standard y Spray)
CLAVEL POMPON (blanco y amarillo)
– Temperatura: El clavel tolera temperaturas de hasta -4ºC. Sin embargo, cuando las temperaturas son inferiores a 8ºC, la formación de yemas florales se paraliza.
Temperaturas inferiores a 8ºC y superiores a 25ºC merman la producción, ya que alteran la velocidad de crecimiento, la altura de las flores, la capacidad reproductiva, el contenido de agua y la duración de la vida post-cosecha de la flor cortada.
Variaciones bruscas en las temperaturas diurnas respecto a las nocturnas, provocan la apertura del cáliz. Este fenómeno es frecuente en cultivos bajo plástico o con calefacción anti-helada. Por el contrario, esta reacción es menor en claveles de zonas con clima mediterráneo.
– Humedad: El rango óptimo de humedad relativa oscila entre el 60-70%. Valores de humedad relativa por encima del óptimo, incrementan la incidencia de enfermedades criptogámicas. Por el contrario, valores por debajo del mismo provocan el desecamiento de la planta y favorecen la incidencia de araña roja.
– Luz: Se trata de un factor predominante para el crecimiento vegetativo de la planta, la rigidez del tallo, así como del tamaño y número de flores.
– Sustrato: Prefieren suelos sueltos, porosos y con buen drenaje para evitar el encharcamiento, ya que éste favorece el desarrollo de enfermedades y la asfixia radicular. El pH debe estar comprendido entre 6,5 y 7,5.
El clavel puede soportar altos niveles de salinidad, tanto de suelo como de agua de riego, aunque el grado de salinidad óptimo se encuentra en torno a 2dS/m. Valores superiores a éste repercuten negativamente en la calidad de la flor.
– Riego: Prefiere riegos cortos y frecuentes mediante riego por goteo. Los aportes de agua dependen de la época y del sustrato. No obstante, es importante que el sustrato se encuentre húmedo en todo momento (evitando el encharcamiento).
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