Es un arbusto de gran belleza ornamental, para setos, verjas, jardines, y también para adornar cualquier finca con una planta exótica. Destaca sobre el color verde de su follaje las flores blancas y sus frutos de color rojo intenso. Las hojas jóvenes tienen color cobrizo.

La pitanga es una planta rústica, poco exigente, que se adapta a una amplia gama de suelos, pero no tolera los suelos encharcados, los terrenos calizos y/o muy salinos. No soporta bien la asfixia radicular apareciendo fácilmente hojas amarillentas. 

Se recomienda fertilizar durante la primavera y verano. Los riegos deben distanciarse dejando secar el suelo un poco entre riegos. Se recomienda siempre plantar las pitangas en lugar soleado. 

Fruto
Frutos de bayas globosas, muy características por sus costillas longitudinales, de 0.8 a 3 cm de diámetro, anaranjadas, rojas, púrpuras o negruzcas,
muy brillantes; coronadas por los sépalos, largos muy visibles, con sus márgenes revolutos, erectos, de color muy contrastante al resto del fruto. La
cáscara, delgada y ligeramente ácida, protege la pulpa roja violácea, muy
jugosa y que tiñe. El número de semillas es variable, desde frutos que no
tienen, hasta frutos con una, dos o tres semillas aplanadas y recalcitrantes

Suelo
Se adapta bien a todo tipo de suelo, salvo a los salinos. En Uruguay es muy
frecuente su presencia en bosques ribereños con suelos con acumulación
de agua y ambientes húmedos.

Clima
La pitanga está adaptada a climas tropicales y subtropicales, crece desde
el nivel del mar hasta los 1.750 m de altitud y resiste bien las sequías y las
inundaciones de corta duración. Las condiciones ambientales ejercen gran
influencia en el comportamiento de la especie. En este sentido, aunque el
requerimiento en agua es bajo, el fruto aumenta en tamaño, calidad y cantidad con buen contenido de agua en el suelo.