Entre más pequeña es la maceta menor es la cantidad de tierra que puede almacenar y, por lo tanto, es posible que esta se seque más rápido que aquellas de mayor tamaño. Por lo tanto, es recomendable que uses contenedores grandes para incrementar la capacidad de retención de agua y disminuir la frecuencia del riego.
Sumado a esto, debes tener presente que el tamaño de la maceta tiene que ser directamente relacionado con el tipo de planta, más específicamente con el volumen de tierra que necesita para vivir en buenas condiciones y no afectar el desarrollo de las raíces. Por ejemplo, la lechuga, la col rizada, y las hierbas requieren, como mínimo, de 3.78 litros a 7.5 litros de suelo por individuo; mientras que los pimientos, y los arándanos enanos, necesitan de 26 a 37 litros.
No olvides que en el mercado puedes encontrar diferentes opciones de macetas grandes de peso ligero, como las de plástico, acrílico, espuma y/o resina, a precios que se adaptan a diferentes presupuestos.
Por supuesto, en la elección del material influye bastante si estas van a permanecer en interiores o exteriores, pues estas últimas necesitan ser más resistentes al agua, el sol y el aire.
Trucos de riego Comprueba la humedad de la tierra Introduce un palillo de pinchos delgado de madera, si al extraerlo sale limpio, es porque el sustrato está muy seco y, por lo tanto debes regar tu planta. Además, ten muy en cuenta que el plato que tienen debajo las macetas se debe vaciar al cabo de 30 minutos después de haber regado. Riega a la mejor hora Las plantas se deben regar o por la mañana temprano o por la tarde noche. Así se aprovecha mejor el agua. Evita mojar las flores y las hojas, pues se acaban dañando. Elige el mejor sustrato Tan importante como el agua es la tierra. Las plantas en maceta necesitan que la tierra tenga buen drenaje, de lo contrario se pudrirán sus raíces. No todas las plantas necesitan el mismo sustrato, así que guíate con estos datos para encontrar la adecuada: Plantas acidófilas (arces, azaleas, camelias, etc.): si tienes la opción de encontrarlo, se debe usar un sustrato específico para ellas. Si vives en un clima cálido, la mejor opción es mezclar 70% de akadama con un 30% de kiryuzuna.
Algo esencial es el cambio de maceta. Cada uno o dos años, dependiendo del ritmo de crecimiento de la planta, debes trasplantarla a un recipiente mayor para que las raíces crezcan y el ser vivo crezca frondosamente al haber más cantidad de tierra. Si lo que quieres es mantener un tamaño concreto para la planta, tendrás que cortar las raíces cada cierto tiempo para impedir el crecimiento pero sin que el vegetal sufra.
Si además de trasplantarla a un recipiente nuevo cambias el sustrato, conseguirás que hojas y flores alcancen un vigor envidiable.
En cuanto a la limpieza, pulveriza agua a las hojas polvorientas o límpialas con un trapo húmedo. Si tiene manchas de la cal del agua, límpialas con un poquito de agua y vinagre e inmediatamente acláralas con agua limpia. Retira las hojas y flores que vayan quedando marchitas para permitir el crecimiento de las nuevas.
Siguiendo estos sencillos trucos mantendrás tus plantas vivas durante muchos años y su aspecto será perfecto en todo momento. Porque igual que nosotros vivimos felices en sitios pequeños, tus plantas también pueden, eso seguro.
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