Un herbicida es un producto químico utilizado para controlar y/o eliminar plantas indeseadas. Algunos actúan interfiriendo con el crecimiento de las malas hierbas y se basan frecuentemente en las hormonas de las plantas.^[1]​ Los herbicidas selectivos controlan especies de malas hierbas específicas, dejando al cultivo deseado relativamente indemne, mientras que los herbicidas no selectivos (a veces denominados herbicidas totales en los productos comerciales) pueden utilizarse para limpiar terrenos baldíos, terrenos industriales y de construcción, vías férreas y terraplenes de ferrocarril, ya que matan todo el material vegetal con el que entran en contacto. Aparte de la selectividad/no selectividad, otras distinciones importantes son la persistencia (también conocida como acción residual: el tiempo que el producto permanece en el lugar y sigue siendo activo), el medio de absorción (si se absorbe sólo por el follaje sobre el suelo, a través de las raíces o por otros medios) y el mecanismo de acción (cómo funciona). Históricamente, productos como la sal común y otras sales metálicas se utilizaban como herbicidas, pero su uso ha ido disminuyendo y en algunos países algunos de ellos están prohibidos debido a su persistencia en el suelo y a la preocupación por la toxicidad y la contaminación de aguas subterráneas. Los herbicidas también han sido utilizados en guerras y conflictos, por ejemplo como agentes defoliantes o para perturbar la producción agrícola.

Antes del uso generalizado de los herbicidas, se utilizaban controles culturales, como la alteración del pH del suelo, la salinidad o los niveles de fertilidad, para controlar las malas hierbas.^[5]​ El control mecánico (incluida la labranza) también se utilizó (y se sigue utilizando) para controlar las malas hierbas.

La mayoría de los problemas de malezas se pueden controlar mediante el deshierbe manual, el mantillo, un buen diseño de jardines o paisajes, manteniendo el césped vigoroso y competitivo y utilizando otros métodos no químicos. Los herbicidas (químicos que matan malezas) son pesticidas diseñados para controlar plantas indeseables. Cuando use herbicidas, siga las instrucciones de la etiqueta con precisión. De lo contrario, los productos no controlarán las malas hierbas, pueden dañar las plantas deseables o pueden limitar su capacidad para replantar en esa área. Aplicar demasiado herbicida en un área también desperdicia dinero y puede hacer que se escurra fuera del sitio y contamine arroyos y riachuelos. Siga los tratamientos con herbicidas con métodos no químicos, como la aplicación de mantillo, la modificación del riego, la eliminación de malezas o el relleno de grietas.

Identifique la maleza y seleccione el herbicida adecuado para el sitio de aplicación.

• Asegúrese de que la etiqueta del herbicida enumere las especies de malezas que desea controlar.
• Un herbicida matará todas las plantas susceptibles, no solo las malas hierbas. La etiqueta indica es seguro aplicarlo sobre o alrededor de las otras plantas donde tiene la intención de usar.
• Asegúrese de que las malezas estén en una etapa que sea susceptible al herbicida.

evise la etiqueta para ver el tipo de herbicida.

• Los herbicidas que matan a la mayoría de las plantas con las que entran en contacto se denominan no selectivos .
• Los herbicidas que controlan algunos tipos de plantas, pero no otros se denominan herbicidas selectivos .
• Los herbicidas preemergentes controlan las semillas en germinación antes de que las plantas emerjan del suelo. No controlarán las malas hierbas que ya han surgido.
• Los herbicidas de post-emergentes se utilizan para controlar las malezas que ya han emergido. Cuanto más joven sea la maleza, mejor funcionará un herbicida de post-emergencia.