Aunque puede resultar un tema algo polémico, la fumigación del jardín precoz y controlada evitará la propagación masiva de plagas y sus nocivas consecuencias.
Las plagas de insectos o roedores aparte de ser un foco de infecciones y enfermedades para humanos y animales, causan pérdidas económicas evitables.
Para quienes poseen jardín, la prevención y un correcto mantenimiento les permitirá mantenerlo limpio y cuidado, asegurando las condiciones idóneas para el sano crecimiento de las especies que allí viven.
La fumigación como parte del mantenimiento del jardín
Con la llegada del incipiente calor y de las abundantes lluvias, la primavera es la estación ideal para incorporar la fumigación del jardín a las tareas propias del mantenimiento de este espacio de recreo doméstico. En primavera es cuando más crecen las plantas y cuando mayor riesgo de plagas existe.
Al igual que se debe regar, podar, trasplantar o abonar se debe fumigar para evitar males mayores. Una actuación profesional temprana acometida por una empresa de fumigación en Madrid impedirá que la masificación de pulgones, arañas, orugas, termitas, cucarachas, avispas y otras plagas prospere y ponga en peligro la totalidad de nuestro césped.
La primavera es el momento adecuado para:
– Podar plantas, árboles y arbustos.
– Abonar.
– Practicar una fumigación preventiva.
– Trasplantar.
La poda
Con la intención de asegurar un mayor crecimiento de nuestras plantas y árboles deberemos eliminar las ramas muertas, las entrelazadas o las que estorben, así como deshacernos de al menos el 35% de su follaje.
En el caso concreto de los arbustos, será interesante cortar en primavera los troncos más viejos, y quedarnos sólo con los más jóvenes, para darle vigor a su desarrollo.
Si tenemos setos tendremos que reducir su altura a la mitad para darles forma y cortar también sus raíces a una profundidad de 20 centímetros. Esta poda intensiva debe acompañarse siempre de un buen abono para asegurar un crecimiento revitalizado.
El abono
Sin nutrientes nuestras plantas y árboles carecen de lo esencial para mantenerse sanas y poder defenderse de la amenaza de posibles plagas. Se recomienda añadir compost una vez al año y si es en primavera mejor. Existen muchos tipos de abonos y fertilizantes, siendo los de liberación lenta los de mayor durabilidad. La ceniza de leña o el purín de ortiga son una interesante opción natural para abonar el suelo y proteger nuestras plantas de las enfermedades.
La fumigación preventiva
Especialmente si hemos sufrido alguna plaga con anterioridad, será necesario fumigar al menos una vez al año y tomar ciertas precauciones preventivas como plantar especies aromáticas, para aprovechar su capacidad natural para repeler moscas, arañas, pulgones u hormigas.