Durante el período Nara de Japón (710-794) comenzó la tradición de mirar y apreciar los cerezos en flor. Esto es conocido como Sakura.

El intervalo pequeño en el que florecen los cerezos se ha convertido en una obsesión nacional y es un período de gran importancia para los japoneses. No hace falta decir, que muchos de los Bonsáis de cerezos que existen, se cultivan en Japón. La flor del cerezo es una flor de varios tipos cerezos que son especies del género Prunus. La especie más conocida es el Cerezo Japonés (Prunus Serrulata); que es a la que nos referimos cuando hablamos de las flores del cerezo.

Los cerezos pertenecen el género Prunus, junto con los ciruelos, los albaricoques, los almendros, los melocotoneros y los endrinos. Crecen en las zonas templadas del hemisferio Norte y en la primavera son populares por sus hermosas flores blancas o rosadas; y en verano por sus deliciosos frutos. En la mayoría de los casos los cerezos son árboles pequeños de hasta 4.5m, aunque algunas especies pueden alcanzar los 30m de altura. Con la edad el tronco se vuelve oscuro y retorcido con los años.

En el Bonsái las variedades que más se usan son las especies japonesas decorativas; estas son los cultivares Prunus Serrulata, Prunus Incisa, Prunus Kurilensis o Prunus Subhirtella. Sin embargo, también pueden usarse las especies frutales tales como Prunus Avium o Prunus Cerasus.

El Bonsai es símbolo de eternidad y representa un puente entre lo divino y humano. Según la tradición, quien conserva un árbol en maceta tiene asegurada la eternidad. 

El Bonsai se caracteriza por ser una planta de tronco grueso y hojas ligeramente pequeñas y su objetivo es recrear una representación miniaturizada pero realista de la naturaleza.

Los bonsai no son plantas enanas, su tamaño pequeño se consigue con paciencia y dándole forma y poda a sus raíces mediante técnicas originarias de Asia. Al ser plantas milenarias, árboles que viven por muchísimos años, la idea es crear una relación entre tu y tu planta. Aprende de ella, conócela y así podrán vivir una maravillosa vida juntos. Los Bonsáis, si son bien cuidados, pueden mantenerse hasta edades muy avanzadas. Algunos de los Bonsáis más antiguos han estado en el mundo por más de 800 años; este ha sido el resultado de muchas generaciones de paciencia y trabajo duro.