Debemos cultivarlo en exterior a pleno sol si es posible aunque se adapta tanto a zonas soleadas como sombreadas. Preferiblemente lo tendremos situado en una zona donde tenga la maxima luminosidad posible para fomentar la reducción de tamaño de sus hojas que de por si son grandes.
Soporta heladas sin problemas aunque dependiendo del tamaño del ejemplar si la maceta es pequeña conviene protegerlo del frío más intenso.
Soporta las sequías aunque cuando lo reguemos lo haremos abundantemente hasta que el agua salga por los agujeros de drenaje. Si queremos fomentar florezca y fructifique durante los periodos de floración y fructificación cuidaremos de regarlo con mayor frecuencia.
Abonaremos en las épocas de crecimiento durante la primavera y en otoño preferiblemente con abono natural sólido de liberación lenta.
No es exigente en cuanto al PH del suelo por lo que crece bien tanto en tierras alcalinas como ácidas. podemos usar akadama y kiryuzuna o grava volcánica en una proporción de 70/30. También podemos usar solamente akadama.
Trasplantaremos a comienzos de la primavera cuando sus yemas estén hinchadas.
Conviene proteger el árbol trasplantado en una zona resguardada al menos las primeras dos semanas tras haberlo trasplantado.
Debemos trasplantarlo cada dos años.
Al ser una especie de hojas bastante grandes, algunos aficionados aprovechan a defoliarlo durante el trasplante para provocar una brotación de hojas más pequeña aunque es recomendable solamente hacerlo si el ejemplar es vigoroso y está totalmente sano. Ante la duda mejor no defoliarlo ya que podríamos debilitar peligrosamente el árbol.
Los eleagnus pungens son árboles con una gran capacidad de adaptación, ya que a parte de poder soportar gran variedad de temperaturas, pueden crecer tanto en orientaciones muy soleadas como sombreadas. Además no es muy exigente en cuanto al PH del suelo, siendo capaz de crecer bien tanto en tierras alcalinas como ácidas. Además de todo esto, tolera bastante bien las sequías, por lo que se puede decir que es una especie muy recomendable para los que se estén iniciando en el mundo del bonsái.
Como norma general regaremos el bonsái cuando la parte superficial del sustrato comience a secarse. Hay que tener en cuenta la estación del año en la que estemos, por lo que el riego puede ser diario durante el verano y cada 3-4 días en invierno.
Tendremos especial cuidado durante los periodos de floración y fructificación, ya que si no aportamos la cantidad de agua adecuada, corremos el riesgo de perder parte de la floración.
Como ya hemos mencionado anteriormente, los eleagnus pueden crecer tanto a una exposición solar plena, como a medio sombra.
No obstante, es recomendable ubicar al bonsái en un emplazamiento lo más soleado posible, ya que el árbol crecerá con mayor vigor. Además, con una mayor cantidad de luz, la hoja brotará cada vez más pequeña, lo que es deseable desde el punto de vista de la estética del bonsái.
Abonaremos al eleagnus como cualquier otro bonsái, es decir durante toda la etapa de crecimiento vegetativo.
Lo recomendable es emplear un abono orgánico de liberación prolongada, ya que así evitamos el riesgo de sobrefertilizar al arbolito.
Podemos emplear abonos químicos en el riego durante las fases de engorde del árbol, pero no en las de refinamiento. De lo contrario conseguiremos un vigor desmedido y unas hojas demasiado grandes.
Se recomienda trasplantar el eleagnus a finales del invierno, justo cuando las yemas comiencen a hinchar.
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