Los membrilleros japoneses son plantas de un crecimiento lento, por lo que los ejemplares viejos, muy ramificados y con una corteza interesante son bastante difíciles de conseguir.
Realmente no presenta demasiados problemas en cuanto a su formación, aunque si que hay que tener especial atención con la falta de agua en verano y con los problemas que puedan surgir en las raíces después del trasplante.
Aunque en invierno no precisa gran cantidad de agua, hay que vigilar que el sustrato no se seque por completo. En primavera y verano hay que estar muy pendiente del riego, pues ante un shock hídrico, suelta las hojas relativamente fácil. Generalmente no suele haber problema y vuelve a rebrotar, pero esto aumentará el estrés para la planta y empeorará su salud.
Es impresicindible regar con agua ósmosis o en su defecto embotellada, ya que una agua alta en cal incrementará el PH del sustrato y el crecimiento se detendrá.
Los chojubai suelen sufrir problemas con las raíces cuando el trasplante se hace de forma incorrecta. Lo ideal es hacerlo a finales de verano-principios de otoño, ya que si lo hacemos cuando la temperatura es muy fría, corremos el riesgo de que se desarrolle una bacteria en el sustrato que produce abultamientos en las raíces del chaenomeles.
Se recomienda cortar las raíces gruesas con una navaja bien afilada y de forma plana. A continuación remojaremos las raíces con una mezcla antibactericida durante unos minutos y después podremos proceder al trasplante.
Prefieren un sustrato ligeramente ácido, por lo que una mezcla recomendable estaría compuesta por un 70% de akadama y un 30% de kiryuzuna.
En zonas frías protegeremos al bonsái durante el invierno, hasta que se haya recuperado del trasplante.
Los membrillero japoneses se deben de situar al exterior en una zona a pleno sol. Si los veranos son extremadamente duros y secos, podremos sombrear el árbol o colocarlo en algún lugar de la estantería más resguardado.
– Riego:
– No soporta la sequía.
– Abonado:
– Debemos aplicar abono orgánico en primavera y abono mineral cada quince días, después de la floración, con un buen fertilizante.
– Poda:
– Corte los vástagos largos y conserve los cortos, que son los que florecen. Antes del trasplante, 4 ó 5 yemas y después de la floración, 2 yemas.
– Trasplante:
– Todos los años, en primavera u otoño.
– Plagas:
– Pulgones.
– Multiplicación:
– A partir de chupones de la base de la planta o enraizando esquejes.
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