Los carpinus son un género de árboles de pequeño tamaño, originarios la mayoría de especies del este de Asia. Son árboles caducifolios con una madera muy dura y lisa y hojas delicadas y ligeramente aserradas.
Las especies de carpe que se usan en bonsái son el carpinus betulus, carpinus coreana, carpinus laxiflora.
Los carpinus se adaptan a gran cantidad de climas, aunque necesitan mucha cantidad de agua para poder desarrollarse correctamente.
Las tonalidades de las hojas a lo largo de las estaciones le confieren a los carpes una belleza sin igual.
Carpinus betulus: El carpe europeo se distingue por su tronco, que en los ejemplares más viejos adopta un tono grisáceo-oscuro realmente asombroso. Las hojas ligeramente aserradas se asemejan mucho a las de la haya japonesa.
Carpinus coreana: El carpe coreano, también conocido como carpinus turczaninovii se caracteriza por una hoja de menor tamaño que el carpe europeo. Su tronco en los ejemplares más viejos es más rugosa y con pequeñas protuberancias que dotan al árbol de un aspecto más añejo. La coloración otoñal es excepcional, y dependiendo del frío puede ser ligeramente anaranjada o de un rojo muy vivo.
Carpinus laxiflora: Este carpe es el menos común en el arte del bonsái, pero no por ello hay que desmerecer sus atributos. Se diferencia del resto de especies por su porte colgante y sus inflorescencias alargadas en forma de rácimo, muy similares a las de un avellano.
Los carpinus son árboles con una gran necesidad de agua, de tal forma que en los sitios calurosos habrá que prestar más atención al riego.
En cualquier caso, en verano podemos situar al bonsái en una zona más sombreada en el caso de que no podamos estar tan pendientes del riego, ya que seca muy fácilmente las ramas ante una ausencia de agua.
En general es recomendable buscar un sitio con muchas horas de luz, ya que además de que el desarrollo del bonsái va a ser más vigoroso, la hoja va a reducirse con mayor facilidad.
No obstante, toleran relativamente bien una exposición sombreada, siempre y cuando sea algo puntual (durante el verano).
En invierno, el bonsái debe permanecer en el exterior, ya que de lo contrario tendrá problema para otoñar, y por tanto para descansar durante el periodo invernal.
Trasplante:
En primavera cada 2-3 años. Yo uso 80% de Akadama y 20% de Kiryu
Otros cuidados:
Quitar las hojas con mucho cuidado en invierno y pulverizar follaje con agua de calidad en verano.
Se puede multiplicar por semillas y por esquejes.
Le pueden afectar sobre todo orugas, pulgones, araña roja, y hongos como el nectria ninnabarina.
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